Llovía fuertemente aquella tarde y María estaba mirando por la pequeña ventana de la cocina, temerosa de que llegara su esposo Carlos y se enojara, porque en un descuido se le había quemado un poco el pollo que estaba asando en el horno para la cena que meticulosamente debía estar servida a las siete de la noche y en un estado medio, o sea ni fría, ni muy caliente. De igual manera, ese como todos los días ella estaba revisando que todo estuviera en orden en casa para que su marido no se enojara por algo fuera de lugar y la golpeara sin motivo como lo hacía frecuentemente. El miedo invadía su ser y temblaba de solo saber que esa noche también se iba a ir a la cama adolorida y llena de moretones. Quería huir, pero ¿adónde iría? Qué sería de ella sin el hombre que la había salvado de la pobreza como él le decía. Además, ¿de qué iba a vivir si no era una mujer estudiada? Encarcelada le tenía sus emociones en aquella casa lúgubre y escasa de vida y con el pensamiento maniatado por el miedo y aun así ella no se iba.
¿Te parece familiar la historia? Pues es más común de lo que piensas, es una triste realidad que se repite día a día en muchos hogares. Se encuentran mujeres víctimas de maltrato físico y psicológico de hombres machistas que se creen los dueños de sus vidas y no tienen nada más que ofrecerles que pena y dolor. Algunas de estas mujeres no están atadas de pies y manos, pero tienen amarrado el pensamiento a falsas creencias, a sentimientos de dependencia y son incapaces de salir de esa cárcel, porque de tan solo pensarlo las aterra el miedo a lo desconocido.
El miedo
Cualquier emoción indeseable que sientas o un pensamiento que te causa gran angustia pueden ser entendidos como miedo. Este también puede estar asociado con cualquier tipo de sensación que tienes cuando estás ansiosa de que algo muy malo podría suceder. El miedo puede paralizarte el cuerpo y obligarte a realizar actos que en un estado de tranquilidad no harías.
¿Cómo controlar el miedo?
La universidad de la Américas Puebla, brinda algunas recomendaciones que sirven para mantener bajo control el miedo. Para que puedas comenzar a controlar tu reacción al miedo:
- Identifica tu tipo de miedo. Si temes a cosas imaginarias o a situaciones reales. Lo primero que debes hacer es preguntarte qué es exactamente a lo que le tienes miedo y por qué. También puedes determinar cuál es la fuente de tu miedo o qué lo originó.
- Cuestiona que tan fuerte es tu miedo. Valora si este miedo te evita seguir adelante con tu vida diaria, si es así, habrá que tomar medidas para que sea eliminado de una manera correcta; como consultar a un profesional.
- Averigua si tu miedo se debe a un evento traumático. Un ejemplo sería aquella persona que sufre claustrofobia después de haberse quedado encerrado en un ascensor por un buen tiempo, probablemente necesite el apoyo de sus seres queridos y de un profesional para ayudarle a superar este evento. Si tu caso es parecido, busca ayuda u orientación.
- Enfrenta tu miedo. Siempre que se tiene miedo de algo, el mecanismo de defensa más común es evitarlo. Sin embargo, si deseas en serio la superación de este miedo, entonces debes exponerte a él. Por ejemplo, si tú tienes miedo a las alturas, puedes tratar de ir a la planta superior de un edificio y mirar hacia abajo. Hacer esto durante un par de minutos de forma regular te ayudará a superar el miedo. No olvides tomar precauciones para evitar accidentes.
- Relájate. Relajarte sirve muy bien para controlar y contrarrestar los efectos que sientes cuando tienes miedo. Trata de respirar profundamente (con el estómago), de relajar tus músculos y de soltar el aire poco a poco, como si inflaras un globo. Concéntrate en esta actividad para que te olvides de la ansiedad provocada por el medio.
- Mira al miedo como una oportunidad. Dirige tu miedo para que pueda incluso ayudarte. Un poco de miedo no es malo, pues te motiva para estar alerta, concentrada y te motiva para hacer las cosas mejor.
El miedo es una emoción que puedes aprovechar para evaluar una situación que te pone incomoda y buscar la manera de cambiarla. Pero si te habitúas a sentir miedo y a vivir con él, este te dominará, convirtiéndose en un sentimiento que te detiene y no te permite avanzar. Por esta razón, es importante analizar el escenario donde se presenta, observar qué o quién te produce angustia y cómo hacer para aprovechar la dificultad con el fin de cambiar esa realidad.
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