Bendita cultura latinoamericana que has dejado un legado rico en diversidad, en variedad gastronómica, en ritmos musicales, en danza y baile, pero te ha faltado enseñarle a tu gente el verdadero sentido del amor.

El pensamiento anterior nos puede llevar a mirar todo aquello que como latinos tenemos en abundancia y que podemos notar porque hace parte de nuestra idiosincrasia. Sin embargo, el mismo pensamiento nos conduce a comprender que no hemos recibido la orientación para valorar ese amor que debe estar en primer lugar, ya que hemos vivido en un continente marcado por la desigualdad social, la lucha y el conflicto entre bandos de diferentes corrientes culturales. Por lo que hoy sabemos muchas cosas, pero no sabemos amar.

Por tanto, podríamos pensar que ese amor debe estar dirigido principalmente a nuestros padres, porque fueron esos seres que nos dieron la vida y han estado al cuidado de nosotros desde la infancia por lo cual deberíamos responderles con un primer lugar. Pero no es así; a esos seres maravillosos debemos honrarlos, estar pendiente de ellos y cuando no puedan valerse por sí mismos estar para cuidarlos. Sin embargo, a ellos no les corresponde ese lugar número uno, porque ellos tienen una vida propia y nosotros aun estando cerca debemos seguir nuestro propio camino.

Entonces, qué tal si pendamos que ese amor más importante es para nuestros hijos. Y este también es un pensamiento muy acertado. Esas personitas que llegaron al mundo a cambiar nuestras vidas con tanta ternura merecen ese primer lugar; pero este tampoco es para ellos. Como padres debemos estar ahí brindándoles cuidados, amor e inculcándoles valores humanos hasta sean personas independientes, porque así no queramos un día simplemente se van a ir en busca de sus propias experiencias.

Ahora, por supuesto que también podríamos afirmar que el lugar más especial es para la persona que hemos escogido como pareja. Ese ser que con su presencia creemos que nos transforma el día y que acelera el ritmo de nuestro corazón con su cercanía. Aquel que por momento nos enloquece de pasión o nos hace llorar por su lejanía. Ese podría merecer y estar en primer lugar, pero ese espacio tampoco es para esta persona.

Sin lugar a dudas, el primer amor es aquel que debemos demostrar por nosotros mismos. El amor propio es el primero porque de este depende la fuerza y razonabilidad con que amemos a los demás (hijos, padres, hermanos, pareja y otros) porque es poco posible brindar amor de calidad a alguien más sino nos amomos nosotros mismos.

Como lo expresa Mary Velázquez El amor propio es tan necesario como para darle la energía necesaria al alma. Las personas debemos aprender a desarrollar un amor propio que permita identificar qué elementos internos nos hacen únicos, al mismo tiempo de saber cuáles elementos externos nos pueden dañar profundamente. El ser humano precisa de un amor que se cristalice en actitudes positivas para consigo mismo, en componentes cognitivos que le den información clara de quién es, y de grandes dosis de afectividad que ayuden a valorar las habilidades y defectos de la persona”.

En conclusión, el amor propio es el más importante porque en la medida que aprendemos a amarnos vamos a tener mejores posibilidades de entablar relaciones sanas y no destructivas con los demás.

Si deseas información sobre «Cómo superar cualquier experiencia traumática» te invito a que conozcas este programa en el siguiente enlace: HAS CLIC AQUÍ.